EL CANAL DE PANAMÁ NO ES DE PANAMÁ.
Eso es algo que debe tomarse en cuenta cuando hablamos del incidente empresarial que inicia hoy.
Sí, alguien tiene que responsabilizarse del Canal. Y como está construido en la República de panamá y operado así como mantenido por ciudadanos de ese país, es claro que nos toca ser sus titulares. Pero nunca a los panameños se nos ha ocurrido pensar que ES NUESTRO aunque parezca extraño. Muy adentro sabemos que es un paso inocente para el beneficio comercial del mundo.
En su momento las negociaciones de la Ampliación fueron aplaudidas y tomadas como ejemplo en el mundo, y todo era una lluvia de elogios en todos los titulares de Internet. O sea, todo estaba bien.
Los panameños tenemos cerca de un 50% de sangre española aunque para los españoles seamos “sudacas” (bueno, para nosotros ellos son “gallegos” o “turros” con mucho cariño) además de la indígena, la africana y las demás sangres que han venido aquí como la china, siria, rusa, italiana, escocesa, y un larguísimo etcétera. De modo que con muy buenas intenciones nos podemos titular CIUDADANOS DEL MUNDO. Aqui los extranjeros son bienvenidos. La Constitución y la Ley los amparan como si fueran otros panameños más.
El comando conjunto de la Flota del Canal, de carácter militar y defensivo, es otra demostración que aunque “panameño” el Canal es universal, y así lo ratifican los países que ponen sus flotas de guerra al servicio de esta vía interoceánica.
Hay casi 12,000 barcos que forman la Flota Mercante Panameña. Una cifra escalofriante. El Paso del Norte sólo se puede usar 3 meses. El Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos son peligrosos y el último suma más de 6,000 kilómetros de viaje (tiempo, bunker y salarios) a las navieras que decidan enviar a sus su barcos por allí. El Canal de Suez es prácticamente una autopista acuática para la cuenta del Mediterráneo y con limitaciones. Los viajes del Este hacia Europa serían un desastre en términos de tiempo. Los costos aumentarían.
PERO ES PANAMEÑO PESE A TODO, pero con vocación universal.
Para el mundo, que Panamá haya tomado la decisión de ampliar este CANAL UNIVERSAL, con el cual SE DIVIDIÓ UNA TIERRA para UNIR DOS OCÉANOS, es una prueba de nuestra vocación de servicios y las buenas intenciones de aumentar de un 4% importante al doble o más allá el tráfico de comercio. O sea, beneficiar nuevamente al mundo, según el noble lema de nuestro Escudo de Armas: PRO MUNDI BENEFICIO.
Hacer un daño de cualquier índole al Canal de panamá, incluyendo su ampliación, es una declaración abierta de hacer daño al comercio del mundo, no a Panamá. Parece que esto todavía no lo ha visto la Comunidad Europea ni los países patrios de las compañías del Consorcio que hoy tiene el incidente del Canal.
Dinero hay para pagar muchas cosas. Pero precisamente, no somos una Banana Republic porque no nacimos al mundo para los intereses de las transnacionales fruteras del norte. Nacimos con vocación de servicios. La creación del abanderamiento de naves, la creación de la ley de Sociedades Anónimas; la creación de la Zona Libre de Colón (la más grande y eficiente de Occidente); la construcción del Centro Bancario Internacional (segundo después de Suiza, y más eficiente y sin secretos). Hemos desarrollado la Región Económica del Canal, la Ciudad del Saber, la Región Panama-Pacific y hemos estado modernizando el país para estar a la altura de las circunstancias que representan la ampliación del Canal.
Lo que queremos de estas empresas es que nos dejen en paz y se vayan lejos para nosotros continuar con el 30% que falta. Si quieren ir a una Corte de Arbitraje, es su derecho rayano en ideas delirantes de no aceptar regirse por el Contrato, que toda persona conocedora del Derecho, EL CONTRATO ES LEY ENTRE LAS PARTES Y DEBE SER SERVIDO ENTRE LAS PARTES (Norma pactae, sunt servanda inter partes).
Si no tenemos por las normas del derecho el más mínimo derecho, entonces quiere decir que el mundo ya está en anarquía.
Este es el pensamiento de un panameño. No de un miembro del Gobierno ni de la Junta Directiva del Canal; ni siquiera de un empleado de la Autoridad del Canal de panamá.
Cópialo y pégalo si gustas y compártelo.
Vladimir Berrío-Lemm, panameño. vberrio_lemm@yahoo.es
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